Martina Bescós García (Zaragoza, 1912 - 2008)
Cursa estudios de Medicina en la Universidad de Zaragoza, donde comparte pupitre con otras cinco mujeres, de las cuales solo otra compañera se licencia con ella, Ascensión Ariz Elcarte. Durante la carrera fue alumna interna pensionada en la Clínica de Patología Médica dirigida por Ricardo Royo Villanova, reconocido por su labor contra la tuberculosis. Pero fue en el transcurso de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional de Verano de Santander donde descubre su vocación de cardióloga gracias al profesor y también Jefe de Servicio de Cardiología de la Casa de Salud Valdecilla el doctor José Antonio Lamelas, quien acababa de regresar de Boston, donde había estado estudiando con Elliott Proctor Joslin, pionero en la utilización de la insulina.
Tras licenciarse con sobresaliente el año 1933, le es concedida una beca de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas fundada y dirigida por el Premio Nobel Cajal para asistir a los cursos sobre Endocrinología impartidos por Wilhelm Falta en el hospital Kaiserin Elisabeth de la Universidad de Viena. Editor de la revista Wiener Archiv für innere Medizin (ISSN 1015-7654) y autor del Tratado de las enfermedades de las glándulas de secreción internas (1930 para su traducción al español, con prólogo de Gregorio Marañón que lleva por título "Veinte años de Endocrinología"), este profesor alemán fue el director de tesis de Martina Bescós García, que, bajo el título Administración de grandes dosis de galactosa en estados normales y patológicos, publicado en Archivos de la Facultad de Medicina de Zaragoza (ISSN 0558-6291), le vale el título de doctora el año 1935. Tan importante documento se encuentra disponible aquí gracias a la colaboración del Centro Edad de Plata de las Ciencias Españolas.
De vuelta a España trabaja en el Hospital Clínico San Carlos, donde es nombrada Jefa de Consultas de Patología General y Ayudante de Clases prácticas. También se vincula a la Fundación Jiménez Díaz, de cuyos Anales la Biblioteca Marquesa de Pelayo conserva una completa colección y donde, por cierto, no hay ni una sola autora femenina, tampoco de Martina.
Estalla la guerra y regresa a Zaragoza. Se incorpora al Hospital Pompiliano, donde le son asignadas treinta camas para enfermos cardiotorácicos agudos. En 1938 entra a trabajar en la clínica de Lorenzo López Buera, prestigioso especialista de pulmón y corazón, que acabará siendo su marido.
Tras inaugurarse el Hospital Clínico de Zaragoza se incorpora a la Cátedra de Patología General dirigida por Pedro Ramón y Cajal, y cuando se inaugura el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza el año 1975, es nombrada Jefa de Sección de Arritmias y Electrofisiología así como Profesora Ayudante de Clases prácticas en el Servicio de Cardiología. Se jubila el año 1982.
El año 1985 es nombrada Miembro de Honor de la Sociedad Española de Cardiología y de la Sociedad Aragonesa de Cardiología. Es considerada la primera cardióloga española.
Fallece el año 2008 en su ciudad natal.